sábado, 11 de junio de 2011

FRANCISCO GANDOLFO (CÓRDOBA, 1921 - ROSARIO,2008)


Un personaje de la ciudad
lo había invitando para que opinase
sobre un  nuevo premio
que acababan de otorgarle

estaban solos en la amplia sala,
él sospechaba que el encuentro se grababa
y aunque el tema no le atraía
iba contestando amablemente sus preguntas

satisfecho por su sobrio elogio
aunque dudando de su actitud,el personaje
le mostró varios cajones de huevos
que acababan de llegar del campo
de parte de la suegra del invitado

le dijo que eran treinta y ocho mil
setecientos noventa y dos huevos

repugnado por la cantidad
y asombrado por la exactitud de su número
le contestó "llévese una docena"
contrariado por el escaso ofrecimiento
desapareció sin saludarlo
y el pensó "claro
hubiese querido negociarlos
para su cadena de supermercados"

quedó solo y con la pesadilla agravada
por la preocupación de tener que transportar
tantos cajones de huevos.

****

El subte que lo llevaba a la tumba
se descompuso y volvieron al centro

él se perdió en la galerías subterráneas
y desembocó en una librería
donde lo estaba esperando
la escritora alucinada
era tan hermosa como la vio en la foto
de esa revista que publicó sus declaraciones
que le elogió por carta

le dijo que ella había hecho descomponer
el tren donde él viajaba
atrayéndolo hasta ahí
como a un robot para resucitarlo

pidió al librero que le entregase
su último libro donde demostraba
que Hitler era un jinete del Apocalipsis

subieron a la superficie en plena Avenida de Mayo
donde le hizo ver la Casa Rosada pintada de negro
y el Congreso en el otro extremo de la calle
tapado con una carpa

lo invitó al bar de enfrente
para explicarle el mito del jinete
y el símbolo de ambos edificios camuflados

allí lo esperaba el personal de subterráneos
que desde el sótano del bar
los condujo a una tumba
donde juntos duermen en paz.
****

Ambos decidieron encontrarse
en casa de la bruja Flavia
para escrutar sus mentes

él le mostró el libro de magia
donde los nombraban
y el capítulo del escritor que ella odiaba
definiéndolo como frívolo

él rechazó esa definición
criticando a ella sus declaraciones
de idealista ofuscada
y sus escritos densos de ortodoxia
interpretando autores dionisíacos
con hermenéutica sacra

la bruja le había servido a él un ponche
que al bebebrlo lo dejó mudo
con un vago sopor en la cabeza

entonces ella pasó al ataque
hipnotizándolo con sus grandes ojos
ampliados por sus lentes

sólo recuerda que dijo
"todos los poetas modernos son esquizofrénicos
incapaces de tomar partido"

antes de desvanecerse
la vio elevarse como una lechuza
y salir volando hacia la noche
a través de la claraboya.


de Pesadillas, ediciones el lagrimal trifurca, Rosario,1990

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