lunes, 18 de julio de 2011

RAÚL O. ARTOLA (VIEDMA ,PROVINCIA DE RÍO NEGRO, 1947)



Sorpresa

A la noche
al terminar de comer
repasamos la mesa
queda todo limpio.

Por la mañana
siempre aparecen 
miguitas
que no habíamos visto.



Jornada completa

Los hijos de mis vecinos
gritan como gallinazos roncos
en el momento del sacrificio.
No se entiende bien
si los castigan mucho
o buscan compasión
de la madre o de algún comedido.
Al mediodía
la escena se interrumpe 
bruscamente.
Dos timbrazos de bicicleta
anuncian el regreso del padre
y la mujer abandona su rudo oficio
de educar
para tirar con urgencia
algo de carne a la plancha.
La calma llega a la casa
con miradas torvas
y órdenes tajantes.
La sagrada siesta
del hombre
prolonga las horas del sosiego.
Después todo vuelve
a la normalidad.
Los chicos juegan
afuera,entre pelotazos
y envidias,piedras
e insultos
y la madre se dulcifica
al llamarlos
porque está cansada.
Cae la noche
se repiten los timbrazos
y el sueño devuelve fuerzas
para la batalla
de mañana.


Dao rojo fuego


Uno mira el cuadro
se conmueve, lo comenta
y dice : esta mujer es feliz
no pueden faltarle hombre,
mujer,vecinos,hijos
que la amen.
Uno mira el cuadro 
y le dan ganas de llorar
por uno mismo.
Después nos enteramos
que la autora ha pasado
malos tiempos:
estuvo internada
toma barbitúricos
y nadie la cuida.


de [TECLADOS], El Suri porfiado Ediciones, Buenos Aires, 2010.

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