sábado, 27 de julio de 2013

FERNANDO KOFMAN (POSADAS,MISIONES,1947)


Enemigos internos




En una librería de
usados,releo y
paso el tiempo.
Hojeo una historia
de Inglaterra.
Me detengo en el 
retrato de Isabel I.

Tiene una mirada
altiva,soberbia,
como si caminara
sobre la cabeza
de sus favoritos.

Pasan los días.
En televisión hay
una serie
sobre música sacra.

Las músicos,cuando
la reina es protestante,
hacen música protestante.
Cuando la reina es
católica,hacen
música católica.

Pero Isabel,en su
capilla real,mantiene
al músico que antes
fue católico y ahora
es protestante.

Esa tolerancia es
efímera.Al igual
que Pol Pot en
Camboya,
le obsesionan los
"enemigos internos".

En Camboya,
durante cuatro años
un cuarto de la población
murió.
En los campos
brotaban cadáveres
en vez cultivos.

La teoría de la 
sospecha,puede
transformarlo a uno
en un ser aislado.
La propia sombra
inspira miedo.
Mejor terminar
con las sombras.

Pero cómo se hace
para que los
" enemigos  internos"
no proliferen.

Creo que escuchando
sólo la música
que uno quiere oír;
y estando todo el día
despierto.




Una mina en San Luis





Argentina pierde un partido
de fútbol.Al dejar el bar
varios comentan:
"hay que matarlos
 a todos".

Luego de la cena
miro el noticiero.
Un ministro dice
sobre unos peruanos
que delinquen :
"no merecen vivir".

En la mañana el
diario me sorprende.
Una actriz,ante el
asesinato de su peluquero,
sentencia:
"el que mata debe morir".

Hace unos años
me interné en
una mina abandonada
en San Luis.
Su gran cámara era oscura,
asfixiante,con un
silencio que lo
destruía todo.
Estaba en un país
donde dominaba el agobio.

Al salir me invitaron
a un asado.
La carne en las brasas
instalaba un clima 
de fiesta.

Han pasado muchos años
de mi viaje a San Luis.
converso con un amigo
que me quiere mucho,
pero que ve en mí
un utópico.

No se cansa de repetírmelo,
porque él es pragmático.
"Querés vivir en un país
europeo y éste no lo es.
Aquí se respira la muerte,
es nuestro aire,nuestra vida.
Sin violencia no funcionamos.
Así que pensá que en Europa
hasta hace poco a los
judíos los mataban.
Ahora los dejan caminar
por la calle".





El ángel de la historia





Los españoles dicen
escaparates.Nosotros
decimos vidrieras.
Y son ellas con sus
luces opacas,en la
mediatarde de
invierno,en Once,
que ofrecen maniquíes.

Ellos están desnudos,
sin cabellera,calvos,
sean hombres o mujeres,
algunos con rasgos
de negros,otros con
rasgos aborígenes.

Desde el fondo
de la tarde oscura,
desplazándose entre
contenedores de basura,
avanzan judíos religiosos
con levitas y sombreros
de ala ancha.

Benjamin decía que
en los detalles mínimos
transcurre la historia.
En esas vidrieras
los maniquíes tienen
una mirada perdida
como el ángel de la historia
que miraba las ruinas
de una sociedad.

Los hombres de levita
cruzan ante los maniquíes.
no los doblega ninguna
duda.Para ellos
las ruinas de una sociedad
son superadas por un más
allá : una trascendencia.

Ya en la noche cerrada,
hay un tema
que se le escapó
a Benjamin.
Que los maniquíes,
como el ángel
o algunos hombres,
están enamorados
de la eternidad.




de Mi primer ratón, Ediciones La carta de Oliver, Buenos Aires, 2012.







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